Comunicación interna. ¿Hablamos?

Una correcta política de la comunicación en una organización (y su adecuada planificación y gestión) solamente es posible si se comprende en toda su magnitud el concepto básico de la Comunicación Interna. Y no estamos hablando simplemente de recordar una definición más o menos acertada de dicha expresión, sino de aceptar e interiorizar la verdadera filosofía de la Comunicación Interna.

Un concepto muy utilizado, tanto a nivel teórico como en la práctica profesional, es aquél que dice que la Comunicación Interna es contar a la Organización lo que la Organización está haciendo.

En nuestras entidades la comunicación interna debería ser concebida como una función básica y prioritaria, que persiga fines y objetivos como:

  • La mejora de la imagen de la organización entre los propios trabajadores
  • El conocimiento de la realidad de la organización (nadie ama lo que desconoce)
  • La cohesión laboral y el fomento de la cultura corporativa
  • La amortiguación de la rumorología
  • El abordaje de situaciones de crisis
  • La calidad de los proceso clave y, de forma especial, el éxito de los cambios internos.

Además, la comunicación interna satisface el derecho a la información y la libertad de expresión de los empleados. El coste de no comunicar los cambios suele ser muy elevado. La ausencia de información deja paso a los rumores, la incertidumbre, el descenso de productividad, la desintegración de la plantilla y la falta de credibilidad del equipo directivo. En los procesos de cambio la comunicación interna tiene una gran influencia en la imagen externa, ya que los trabajadores suelen convertirse en emisores o portavoces cualificados.

La comunicación interna persigue el éxito de la organización, incentivando el talento y promoviendo el conocimiento dentro de una organización. La complejidad y variabilidad de los asuntos a comunicar, más las características de los públicos, implica el desarrollo de distintas herramientas de comunicación, que varían según la tipología de cada organización y el número de trabajadores. No precisa los mismos soportes una pequeña o mediana entidad, cuyos trabajadores realizan sus tareas en un único centro, que una organización que dispone de diferentes centros dispersos geográficamente.

De ello se deduce que los planes de comunicación interna deben de ser estrategias únicas para la organización. Herramientas que funcionan en una entidad, puede que no tengan sentido en otras. Ni siquiera las necesidades informativas son similares en instituciones parejas.

Tres son las grandes funciones de la Comunicación Interna (Morales: 2001): información, explicación e interrogación. Los trabajadores necesitan estar informados para desarrollar su labor cotidiana. Pero, además, es preciso que se sientan motivados, comprometidos y partícipes de un diálogo, que podíamos llamar corporativo. El objetivo último de la comunicación interna es integrar, comprometer y movilizar a las personas en los objetivos de la organización.

 

Miguel A. Barbosa
Socio responsable del Área de Consultoría de Algalia Servicios para el Tercer Sector

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