Algunas personas en nuestras organizaciones tenemos el reto por el puesto que desempeñamos de dirigir equipos de personas, ya sean equipos técnicos, directivos, multidisciplinares, etc…
Dirixir equipos, non é un tarefa sinxela, e aínda que non existen formulas máxicas que nos asegure unha boa dirección, é relevante que para propiciar un cambio no funcionamento do equipo, ter en consideración algúns aspectos claves que nos poden facilitar ese cambio.
- Tendremos que crear una actitud favorable en el equipo. Normalmente tendemos a etiquetar a los equipos, “motivados”, “poco implicados”, y un largo etc.…. Hay un dicho que dice “Los comportamientos que encuentras son un reflejo de tu actitud”. Si queremos compromiso, seamos los primeros en comprometernos.
- Tendremos que hacer que otros consigan objetivos. Los resultados no los consigue uno mismo, los consigue nuestro equipo. De forma que tendremos que conseguir resultados a través de las personas, lo que quiere decir que tendremos que conocer como hacemos las personas para conseguir resultados, de qué depende nuestra motivación, implicación y actitud
- Tendremos que tomar decisiones difíciles. Es parte de nuestro trabajo y está incluido dentro de las funciones del puesto. Si no estamos dispuestos a hacerlo, estaremos poniendo en peligro al equipo al completo. La responsabilidad es respons-habilidad o HABILIDAD para RESPONDER
- Tendremos que orientarnos a la acción. De nada sirve ser reflexivo, si no nos ponemos manos a la obra. La reflexión es necesaria, pero posiblemente nos valoren por nuestra capacidad para asumir y lograr objetivos.
- Tendremos que lidiar con la complejidad, con el disenso (y no con el consenso). A medida que el mundo avanza, todo ocurre más rápido y se hace más complejo. Mientras que antes la complejidad y los procesos de cambio eran puntuales, ahora son la constante. Por lo tanto, es necesario que estemos en un permanente cambio y salir constantemente de nuestra zona de confort.
- Tendremos que autorregularnos y tener un gran autocontrol. Es posible que en algunas ocasiones encontremos soledad, desánimo y además no tener ningún hombro sobre el que llorar, esto hace que la capacidad para autorregularnos tiene que ser mayor. Aunque hay que evitar la conocida “soledad del líder”, si es cierto que nuestro rol nos puede hacer ser percibido de forma diferente y tenemos que ser consciente de esto.
- Tendremos que orientarnos al desarrollo. De nada sirve que en nuestro equipo las personas hagan lo que les decimos, si en realidad no tienen la autonomía, ni posibilidades de desarrollo. El equipo es más potente que la suma de las partes, los equipos que actúan con autonomía, responsabilidad y creatividad, son aquellos orientados al desarrollo.
- Tendremos que cambiar la mirada. Podemos mirar a los demás desde la capacidad o desde la incapacidad, si los miramos desde la capacidad encontraremos a buen seguro, personas capaces a nuestro alrededor. Aprendamos a valorar, a mirar lo que funciona, lo que mejor sale y tendremos más de eso. Si nos fijamos mucho en la mediocridad, nos rodearemos de ella.
- Tendremos que aprender a lidiar con las dinámicas del grupo. Conocer los grupos, sus fases, roles, disfunciones, saber como hacer para que las personas trabajen juntas de forma óptima. Es muy sencillo llevar a cabo un único proyecto, pero cuando estamos años trabajando juntos, aparecen dinámicas ocultas en los equipos, conflictos que en muchos casos destruyen una gran cantidad de energía.
- Tendremos que tener paciencia. Dirigir es una carrera de fondo, de nada nos sirve querer ir muy deprisa, actuemos de forma estratégica y avancemos paso a paso. Como decía Shackleton, “no pierdas de vista la última meta, pero concéntrate en objetivos a corto plazo”. Aquí la perseverancia es la clave, ánimo, ¡lo podemos conseguir!
Miguel A. Barbosa
Socio Responsable del área de Consultoría de Algalia Servicios para el Tercer Sector