¡Oh cielos, Leoncio, qué horror!

Hay que reconocer que Leoncio el León y Tristón son un referente “viejuno”, pero Wikipedia siempre está a nuestro lado para refrescarnos la memoria o mostrarnos algo “nuevo”. Su historia nos habla de profecías autocumplidas, y también de victimismo y protagonismo. ¿Te suena?

¿Cuál es el argumento de esta serie de dibujos animados de Hanna – Barbera creada en los años 60? Wikipedia nos recuerda que Leoncio es un León pobre, aventurero, voluntarioso y optimista que busca a la fortuna esquiva allende va. Piensa positivamente y que las cosas no tienen por qué salir mal y que en algún momento la fortuna le abrazará y se hará rico, famoso y la vida le sonreirá.

Por el contrario, a su lado fielmente le sigue Tristón, un pesimista empedernido que parece estar obstinado en demostrarle lo equivocado que está. Constantemente le advierte de que sus aventuras le comportarán males, y parece un vidente porque es abrir la boca y las cosas se ponen mal. Y ya los puedes ver a los dos corriendo para salvar la piel. Con la persistente coletilla amargada de Tristón “¡Oh, Cielos!, Leoncio te lo dije”.

Si recuerdas a Leoncio el León y Tristón de tu infancia, ¡enhorabuena! ¡Tienes ya una dilatada trayectoria vital! Ahora se lleva más eso de ¿somos leones o “güevones”?

Tristón es una hiena, que al contrario que las compañeras de su especie, no se ríe. Se lamenta esperando lo peor y constatando que lo que espera se impone al final de cada episodio. Podemos decir que va por la vida, por los episodios, de víctima.

A Leoncio le pasan los mismos avatares que a Tristón, ya que comparten aventuras, pero su ánimo y disposición es siempre favorable. Cree en sus posibilidades. Además, espera lo mejor. Podemos decir que va por la vida, por los episodios, de protagonista.

La vida son una sucesión de episodios en los que a cada persona se le presenta la oportunidad de comportarse como protagonista o como víctima.

En un ejemplo clásico de esta distinción, el mundo se divide entre los que, recién llegados al trabajo empapados hasta los huesos de agua, se lamentan de que llueve (víctimas) y los que se lamentan de haberse olvidado del paraguas (protagonistas). Esta manera situarse ante el mismo hecho, estar empapado cuando comienza tu jornada laboral, lleva a distintos lugares y faculta distintas posibilidades de aprendizaje para el futuro. El liderazgo de la propia vida, y del que se ejerce en el entorno, tiene aquí una piedra de toque.

Digámoslo técnicamente desde un sencillo cuadro:

VÍCTIMA PROTAGONISTA
Pone su atención en lo que está fuera de su persona, en lo que no depende de ella. En variables exógenas. Pone su atención en lo que ella podría haber hecho, en lo que depende de sí. En variables endógenas.
Es una persona pasiva. Sobre ella actúan las fuerzas de la fatalidad, los hechos que ocurren inexorablemente. Es una persona activa, que siente que tiene capacidad de intervenir sobro lo que va a deparar el futuro. Puede modificarlo.
Culpa a lo otro: a otras personas, a la situación, al sistema, a lo que ocurre… Se responsabiliza de lo que le ocurre. Reconoce las condiciones externas, pero las interpreta desde su capacidad de actuación sobre ellas.
¿Su origen? Un patrón de conducta en el se diluye la culpabilidad (no tiene que ver conmigo), que elimina la capacidad de elección ¿Su origen? Un patrón de conducta en el que la persona protagonista se siente responsable, lo que genera sensación de poder.
A quien va de víctima las cosas le ocurren. No tiene poder. A quien va de protagonista las cosas son creadas por ella. Tiene poder.

Evidentemente, para la vida de las organizaciones y para el bienestar personal de quienes las forman, es más útil sentirse protagonista, comportarse como protagonista.

¿Cómo conseguirlo?

Una vez más, esta distinción nos lleva al “gimnasio”, al universo de las disciplinas que hay que practicar para que forme parte de nuestras competencias personales, de equipo u organizacionales.  Sí, no solo hay personas víctima o protagonistas, hay equipos y organizaciones que tienen este patrón de observación de la realidad y comportamiento integrado por defecto.

Ayuda a comportarse como protagonista el abrazar un lenguaje hablado en primera persona (singular o plural), e intentar modificar el pensamiento que subyace a ese lenguaje (individual o colectivo). Para ello es preciso renunciar a la pretensión de inocencia y hacerse responsable, de manera incondicional, de los episodios en los que se participa. De la vida que uno vive, en definitiva.

Una propuesta para trabajarse y transformarse personalmente.

web

En VIRADA queremos acompañarte en la práctica de esta disciplina con el propósito de que seas líder de tu propia vida, y que tu liderazgo rebose en la organización en la que participas. ¿Hablamos?

David Pereiro
Socio Consultor de Algalia Servicios para el Tercer Sector

Volver