No pocas son las ocasiones en las cuales, cuando nos preguntan por nuestro modelo organizativo, rápidamente mostramos nuestra estructura organizativa (organigrama, descripción de puestos y equipos).
Al hablar del Modelo Organizativo manejamos un concepto más amplio que el de la estructura. No se alude únicamente al organigrama y puestos que lo componen sino que se consideran cuatro elementos clave: la estructura organizativa, el liderazgo/cultura a promover, el funcionamiento de equipos y los sistemas de gestión. Estos cuatro elementos son interdependientes y si no hay coherencia entre ellos, la organización está desequilibrada y su eficacia se resiente. Es preciso buscar una buena sintonía entre las diferentes partes del Modelo organizativo.
Por lo tanto si bien es cierto, que necesitamos tener definido nuestro esqueleto organizativo (estructura), no menos importante es, no perder de vista que cultura y liderazgo necesitamos, como deben funcionar y relacionarse las personas y equipos, y que sistema de gestión tenemos y debemos en nuestra organización.
La calidad y eficiencia del Modelo organizativo, también viene determinada por la coherencia con la Estrategia a desarrollar y el entorno en el que el modelo organizativo, debe desarrollarse. La velocidad de cambio de los tres elementos es diferente: el entorno y la Estrategia pueden cambiar rápidamente pero la organización suele tener un ritmo de cambio más lento.
La mayoría de las organizaciones reconocemos, que la implementación de un modelo organizativo depende en gran medida de sus personas y que, por lo tanto es la clave principal a la cual no podemos ni debemos obviar.
Miguel A. Barbosa
Socio Responsable del área de Consultoría de Algalia Servicios para el Tercer Sector