En el boletín de octubre de 2014 apuntaba que seguiríamos reflexionando sobre el aprendizaje y te invitaba a viajar a una zona de expansión e incorporar la potencia de un aprendizaje nuevo. ¿Cómo te ha ido? Hablar sobre el aprendizaje es muy distinto de experimentarlo…
En el boletín anterior hacía algunas declaraciones que quisiera rescatar:
- Aprendemos para ser personas más poderosas, personas con más capacidad de acción y elección.
- No disponemos de energía, ni tiempo ilimitado para invertir en aprendizaje. Efectividad es también saber elegir en que invierto mi capacidad de aprendizaje.
- El aprendizaje sigue un movimiento en espiral y tiene que ver con la toma de conciencia y el desarrollo de competencias.
- En el aprendizaje entra en juego nuestro cerebro (lo que pensamos), nuestro corazón (lo que sentimos) y nuestro cuerpo en su conjunto (lo que “resuena”).
- Hay muchos modelos que pretenden aprehender como sucede al aprendizaje. Son modelos.
En esta ocasión, me detendré en mostrar otro modelo de explicación respecto al fenómeno del aprendizaje.
El aprendizaje es un viaje en el que el aprendiz se transforma como persona
Los antropólogos han identificado que hay patrones de conducta comunes en distintas culturas respecto a las dinámicas de aprendizaje. Lo han identificado en momentos de transición vital o cuando aparece la necesidad de gestionar sucesos que modifican el orden establecido en la vida de una persona. Algunos de ellos han descrito estos patrones como “El camino del héroe”.
Siendo muy sintéticos, podríamos considerar las siguientes fases:
- Aparente tranquilidad. El aprendiz ha aprendido patrones de conducta que le son de utilidad para enfrentar los requerimientos de la vida. No dejan de ser “cuentos” que se cuenta, explicaciones que se da y que no se corresponden con algo que podamos calificar como “la verdad”, pero que funcionan. Gracias a ello, porque funcionan, el aprendiz economiza energía y “hace más de lo mismo” mientras todo le funcione.
- Se manifiesta la crisis. El aprendiz intuye, va identificando síntomas que le hacen ir sospechando que sus “cuentos” no funcionan para este caso concreto, para esta nueva situación, en esta nueva fase. El aprendiz está en crisis, en una encrucijada en la ha de responsabilizarse de su acción y elegir si hace más de lo mismo o prueba otra cosa.
- Ausnción de la realidad y el encaramiento. El aprendiz entiende que las respuestas dadas hasta ahora, ya no son válidas a partir de este momento. Experimenta un “click” de toma de conciencia. Se puede expresar de muchas formas: “hasta aquí he llegado”, “no puedo más”, “se acabó”, “esto no da para más”…
- Enfrentamiento al problema. El aprendiz enfrenta la nueva situación y hace una declaración muy potente: “tengo que hacer otra cosa”. Este hacer puede ser muy variado: conductas, formas de ver las cosas, nuevas situaciones… El aprendiz se activa, experimenta nuevas alternativas, desestima lo nuevo que prueba y que no funciona. Está abierto a considerar las cosas de otra manera.
- Restitución de un nuevo orden. El aprendiz incorpora nuevos patrones de comportamiento. El proceso de adquirir nuevas competencias hace que disponga de una gama más variada de soluciones para enfrentar los desafíos cotidianos. Se cuenta nuevos y más poderosos “cuentos” que funcionan mejor… hasta que experimenta que su nuevo orden se vuelve a poner en cuestión y entra en crisis… ¡Una nueva espiral!
Seguramente será más sencillo verlo con un ejemplo.
¿Conoces a alguna persona irresponsable en tu organización del tipo de esas que “no saben decir que no a nada” de lo que se le requiere? A veces, en el colmo de la irresponsabilidad, no hace falta que se le requiera nada: la irresponsable misma se impone cargas que difícilmente puede soportar, que comprometen la sostenibilidad de su contribución a la organización, que hacen que resulte ineficaz en el logro de los resultados que se esperan de ella, y que además, le ayudan a sufrir mucho personalmente y mortificar a las personas que le rodean…
Acabo de describir una caricatura, sí, pero, lamentablemente, la mayor parte de nosotras tendríamos un rostro que utilizar como referencia para este personaje… ¡Aprender a decir que “no”, todo un aprendizaje! Veamos las fases:
Esta persona, porque siente que ya no puede más, porque le han dicho que hasta aquí, porque se pone de baja, porque se desmorona su vida personal… entra en crisis. Su conducta por defecto, decir que sí a todo, ya no le funciona: está en crisis…
Si se responsabiliza de su ámbito de influencia, si se hace cargo de lo que le corresponde de su situación, asumirá que no es viable seguir con más de lo mismo y encarará la situación: “tengo que hacer algo”.
Para enfrentar su problema experimentará cosas nuevas: indagará sobre como funciona la mecánica de las peticiones entre las personas, identificará en que dominios de su vida puede experimentar el decir “no”, se atreverá a experimentar, verá que sucede… adquirirá nuevas competencias.
Fruto de su trabajo personal, de su entrenamiento, adquirirá una nueva competencia: saber decir “no”, cuando entienda que tiene que decir “no”, y decir “si”, cuando entienda y quiera decir “si”.
Disponer de más variadas capacidades nos hará más poderosas, más felices. ¡Ánimo!
En el próximo boletín tendremos el cierre de esta serie sobre el aprendizaje. Hablaremos de aprendizaje de primer, segundo y tercer orden, y nos preguntaremos como opera el aprendizaje colectivo.
Te sigo invitando a incorporar nuevas potencialidades. ¿Te atreves a cocinar algo distinto en estas navidades?
David Pereiro
Socio Consultor de Algalia Servicios para el Tercer Sector