La expresión “con la que está cayendo” remite a un contenedor de significados diferentes con un denominador común: esto no va bien. En este contexto, como en cualquier otro, la toma de decisiones se convierte en un asunto con un impacto inmediato y estratégico para la supervivencia y sostenibilidad de proyectos. Más que nunca, consideramos útil el aporte de valor que la consultoría organizacional ofrece a las personas y las organizaciones.
Sin ánimo de ser exhaustivos, enumeramos algunas cuestiones que entendemos que están presentes en las reflexiones de personas con responsabilidades directivas o gerenciales en entidades del tercer sector, sobre todo en el ámbito de acción social, educativo y deportivo.
¿Qué entendemos por servicios de consultoría organizacional?
La literatura baraja muchas definiciones de desarrollo organizacional (también conocida por DO). La de French y Bell (1996) apunta que “el desarrollo organizacional es un esfuerzo a largo plazo, guiado y apoyado por la alta gerencia, para mejorar la visión, la delegación de autoridad, el aprendizaje y los procesos de resolución de problemas de una organización, mediante una administración constante y de colaboración de la cultura de la organización – con un énfasis especial en la cultura de los equipos de trabajo naturales y en otras configuraciones de equipos – utilizando el papel de consultor-facilitador y la teoría y la tecnología de las ciencias de la conducta aplicada, incluyendo la investigación-acción”.
Simplificando, los servicios de consultoría organizacional comprenden los proyectos de intervención con diversos alcances (la organización en su conjunto, los equipos de trabajo, las personas individuales) de un facilitador experto en la organización con el propósito de contribuir a la efectividad de la misma y al aprendizaje organizacional.
El objeto de una intervención de DO, el pretexto para generar efectividad y aprendizaje, puede ser diverso: un proceso de elaboración de una planificación estratégica, el diseño de un proyecto de intervención, una actuación para la optimización del trabajo en equipo, la configuración y desarrollo de un modelo organizativo, la implantación de un sistema de gestión de la calidad, el seguimiento y evaluación de proyectos, la realización de reflexiones identitarias y de propósito organizativo, la formación y capacitación de personas para funciones directivas y gestión de equipos, una definición de puestos y perfiles, la gestión de las competencias de las personas, el desarrollo e implantación de referentes éticos…
¿Qué mueve a las personas con responsabilidades directivas o gerenciales en el tercer sector a contratar servicios de consultoría organizacional?
Las entidades contratan consultoría organizacional para pautar e impulsar procesos de cambio direccionado y mejora continua. El propósito final es que los directivos de una entidad puedan contar con herramientas que contribuyan a hacer más efectivas las organizaciones, esto es, a lograr que las personas y recursos de la organización (materiales, financieros, de conocimiento, relacionales,…) se orienten al cumplimiento y desarrollo del propósito de la organización, de forma que se consigan los resultados esperados de forma eficiente.
Habitualmente, el contar con facilitadores externos, consultores de DO, es debido a que la organización no cuenta con personas con el conocimiento técnico preciso para impulsar procesos de cambio sostenido; o contando con ellos, estos no disponen de tiempo para ocuparse de facilitar estos procesos; o contando con ellos y disponibles, su posicionamiento en la organización no permite generar las dinámicas necesarias para propiciar el cambio dirigido.
¿Qué valor aporta la consultoría organizacional a las personas y organizaciones?
Facilita modelos y dinámicas relacionales que contribuyen a generar una mayor identificación de las personas con el proyecto global de la organización e incrementar su contribución al mismo.
Para las personas familiarizadas con los sistemas de gestión de la Calidad, podríamos decir que el DO se ocupa de gestionar el proceso de gestión de procesos de la entidad. Se focaliza en lo intangible que marca la diferencia entre una entidad efectiva y una entidad que solamente se ocupa de hacer cosas.
¿Por qué preferir este tipo de inversiones en este momento?
En el Cementerio de Cayo Hueso (Florida, EEUU) hay una lápida que contiene el siguiente epitafio: «Os dije que estaba enferma». Esta inscripción ha hecho fortuna y se ha repetido en otros muchos lugares.
“Con la que está cayendo”, ¿es más oportuno seguir haciendo más de los mismo, pero menos, u ocuparnos de que algo está pasando?
El DO contribuye a que las organizaciones y sus personas se “piensen”, se ocupen de revisar y optimizar su efectividad, se hagan las preguntas y tomen las decisiones que les permitan seguir contribuyendo socialmente a favor de su causa en entornos que exigen adaptación y cambio.
El DO no es un gasto, es una inversión. ¿Una inversión para la supervivencia?
David Pereiro
Socio Consultor de Algalia Servicios para el Tercer Sector