Es posible que a lo largo del día oigamos o pronunciemos reiteradamente la cantinela “con la que está cayendo…”. La mayoría de las veces esta expresión coloquial nos sirve para describir más un estado de ánimo que una realidad tangible, observable… ¿Qué es lo que esta cayendo? ¿Sobre quién está cayendo? ¿De dónde está cayendo?
La información que la crisis está generando es inabarcable. Las palabras sobre la crisis no están en crisis. ¿Qué cuenta el tercer sector?
Apunto a continuación algunas palabras leídas sobre crisis y tercer sector, y los ecos y reflexiones que pueden sugerir.
Primera palabra: el tercer sector y la economía social de España.
En enero de 2009 el Foro de agentes sociales del tercer sector y de la economía social hizo públicas una serie de propuestas ante la crisis económica.
Antes de desgranar los seis ejes de actuación en los que encuadran sus propuestas, los firmantes realizan una exposición de motivos. Resumo los que tienen que ver con como se presenta ante los destinatarios de sus propuestas el tercer sector y la economía social que aquí se agrupa:
- La crisis no es sólo económica, sino también social. Deja al descubierto el propio modelo social.
- Las entidades sociales, de economía social y solidaria, se están haciendo cargo de las personas más afectadas.
- Estos actores sociales juegan un papel importante de interlocución con los responsables de diseñar políticas.
- La crisis económica fragiliza el sector, que ve disminuida su financiación y capacidad para dar respuesta a los riesgos de exclusión social de las personas.
Reclamando un papel más proactivo y preventivo, los firmantes apuntan que no solo están para dar respuesta a las necesidades emergentes, y afirman que:
“Los actores sociales integrados en el Tercer Sector y en la Economía Social somos una herramienta eficaz y un aliado necesario de las políticas públicas para actuar en situaciones de precariedad, por lo que se deben diseñar también medidas de apoyo y refuerzo a los mismos, que garanticen la sostenibilidad y el largo alcance de sus estrategias. Por su propia naturaleza, nuestro sector crea además cohesión social, redes sociales que constituyen una malla de seguridad contra los riesgos de exclusión que afrontan los sectores más fragilizados y desprotegidos de la sociedad”.
Aquí tenemos una descripción de un importante valor social que el Tercer Sector y la Economía Social ofrecen a la ciudadanía.
Segunda palabra: el diálogo civil a escala planetaria
CIVICUS es una alianza internacional que tiene por objetivo fortalecer la acción de la sociedad civil en el mundo. Del 10 al 12 de septiembre de 2011 celebró su asamblea en Montreal, donde se presentaron las principales conclusiones del periodo 2008-2011 sobre el índice de la sociedad civil que se presentaron durante la conferencia «Reduciendo brechas: Ciudadanos, organizaciones y disociación».
La principal conclusión del encuentro es:
“La sociedad civil está sufriendo su mayor crisis y un cambio de generación. Muchas organizaciones de la sociedad civil (OSCs) bien establecidas están sufriendo el peso de múltiples desafíos políticos y económicos, pero también se muestran desconectadas de muchos ciudadanos y en particular, de las nuevas e informales vías de participación y activismo.
Esta es la principal conclusión del Índice de la Sociedad Civil de CIVICUS (CSI), un proyecto de investigación y autoevaluación de la sociedad civil de tres años, llevado a cabo en 35 países de América Latina, Europa, Oriente Medio y África del Norte, África Subsahariana y Asia Central y del Este entre 2008 y 2011.”
Se constata que las entidades de la sociedad civil responden, pero que se abre una tendencia que puede justificar el poner en entredicho la representatividad, y por tanto legitimidad, de sus posiciones.
Tercera palabra: una voz desde el mundo empresarial
Eduardo Navarro inicia el post de su blog ¿Cómo tomar decisiones estratégicas en tiempos de crisis? de la siguiente manera:
“La estrategia vuelve con fuerza a la agenda de la alta dirección en tiempos de crisis y, según los estudios de Improven, sólo un 36% de las empresas toman las decisiones estratégicas adecuadas en estas situaciones. Aunque es cuestionable la importancia de la estrategia en tiempos de bonanza ya que muchas veces es simplemente crecer, en tiempos de cambio, la estrategia es la única manera de conseguir ser viable en un entorno complejo.
El cambio de paradigma se produce porque en los años de bonanza, no era necesario pensar alternativas creativas, sino que las estrategias continuistas eran suficientes. Había un exceso de demanda y cualquier negocio/producto era un éxito pese a que no aportase ningún valor diferencial al mercado. Sin embargo, cuando llega la crisis, la mejora operativa no es suficiente para conseguir buenos resultados y la estrategia es la única manera de definir un camino claro cuando se redefinen los mercados, los competidores y los sectores completos.
Nunca debemos olvidar que el objetivo de la estrategia es alcanzar una posición competitiva diferente, con clientes fieles, y difícilmente imitable. Es la guía que debe llevarte a través del complejo trayecto hasta alcanzar un posicionamiento inimitable. Me gusta visualizar que la estrategia es como subir a una montaña. Es complicado el camino pero, cuando se llega a la cima (el posicionamiento deseado), la situación es inmejorable”.
Para tomar decisiones estratégicas es necesario realizar análisis rigurosos, y según Eduardo Navarro, los errores más habituales a la hora de realizar análisis suelen ser los siguientes: hacer malos análisis por falta de conocimiento o experiencia técnica; o hacer malos análisis porque nos dedicamos a buscar datos que justifiquen el resultado que tenemos decidido previamente.
¿Qué tipo de decisiones toma ese 36% que adopta decisiones estratégicas?
Sin olvidarnos de que el enfoque de Eduardo Navarro es fundamentalmente empresarial y organizativo, apunta que los movimientos estratégicos habituales son dos: centrarse en el “corazón del negocio”, o desinvertir en unidades de negocio no estratégicas.
Algunos ecos a las palabras leídas
Parece que muchos estamos de acuerdo que la crisis no es esencialmente económica, sino social, de modelo de desarrollo y de relación entre las personas, animales y bienes que compartimos planeta. ¿Qué modelo social propone el tercer sector? ¿Qué queremos y construimos que quien nos escuche pueda identificar de forma clara y unívoca? Seguramente esta propuesta está en construcción, ¿o en dilación, porque no queremos ponernos de acuerdo?
Decimos desde el tercer sector representar a la ciudadanía, y especialmente a aquellas personas en situación o riesgo de exclusión social. También hemos constatado que hemos quedado fuera de juego, al igual que otros agentes sociales, al descubrir que son posibles participaciones sin representatividad organizada, como puede ser en alguna medida el 15M. Además, parece que esto pasa a escala planetaria… ¿Representamos a alguien más que a nosotros mismos y nuestros usuarios de servicios? ¿Se sienten estos últimos representados por nosotros? ¿Nos han otorgando esa representatividad? ¿Cuáles son nuestros intereses efectivos?
“El mundo cambia que es una barbaridad”. Esta afirmación popular nos avisa de que estamos en un contexto en el que, como sector, hemos de adoptar decisiones estratégicas. Hace años que no es tiempo para estrategias de seguimiento… ¿Cuál es el corazón del negocio del Tercer sector y la Economía social? ¿La prestación de servicios, la participación social, la incidencia social y política, el equilibrio de todas ellas…? ¿En que sería preciso “desinvertir”?
Las respuestas a cuestiones complejas exigen al menos el mismo grado de complejidad, y algunas cuestiones formuladas son ciertamente complejas. Intentemos desenmarañar el asunto enfrentando las preguntas oportunas. Empecemos: ¿De qué crisis estamos hablando?
David Pereiro
Socio consultor de Algalia Servicios para el Tercer Sector