La presencia de la mujer en el rural gallego es clave para paliar la despoblación y el envejecimiento en las comarcas, principalmente, del interior de Galicia. Además, su aportación laboral, social y su carácter emprendedor favorecen el desarrollo sostenible, la lucha contra el cambio climático con una adecuada gestión de los recursos naturales, la generación de riqueza y la diversificación de la economía del territorio en el que se asientan.

El pasado 8 de marzo, Cooperativas Lácteas Unidas CLUN y Mulleres de Seu organizaron la jornada ‘Mujeres rurales: raíces, presente y futuro de nuestra tierra’ en Melide, que reunió a una nutrida representación de cooperativas, entidades de la economía social y organizaciones del Foro de la Economía Social de Galicia.

El objetivo, poner en valor el papel de la mujer y su trabajo en el campo, cuya percepción está cambiando en los últimos años gracias a la economía social y las cooperativas, basadas en el principio de la igualdad. Los números indican que el porcentaje de mujeres titulares agroganaderas en Galicia supera el 50%, muy por encima del 22, % del promedio nacional, según informes de los últimos años.

Celso Gándara, presidente de Foroesgal, abrió el acto hablando sobre la importancia de la mujer en la economía social y los aspectos que tienen en común las mujeres que participan en ella.

Ana Olveira, presidenta de EspazoCoop, enfatizó que “elegimos esta forma de trabajar porque las cooperativas se basan en principios, uno de los cuales es el de la igualdad que abre las puertas y nos permite romper el techo de cristal de forma natural”.

Belén Rodríguez, colaboradora de Aeiga, Asociación de Empresas de Inserción de Galicia, señaló que el 51% de los puestos de trabajo de las personas en exclusión están ocupados por mujeres. “Atendemos a mujeres explotadas sexualmente y víctimas de violencia de género, buscando oportunidades para ellas.  Lo ideal para el 8M en 10 años es que ya no haya empresas de inserción”.

María José Manivesa, directora de Nós As Mulleres, Asociación de Mujeres de Cooperativas Agroalimentarias y primera presidenta mujer de Agroflor, realizó una breve retrospectiva de la evolución de la igualdad en las cooperativas agroalimentarias. “Históricamente las mujeres que querían emprender, comprar y vender ganado no podían firmar, como mi abuela María que conociendo el oficio de comprar y vender ganado quería hacerse cargo ella misma de ese trabajo pero necesitaba la firma de su esposo. En la actualidad esta situación ha cambiado, pero aún no existe infraestructura para la atención en el medio rural”.

La unión hace la fuerza

En palabras de Aurora Fernández, presidenta de Alecrín, Asociación de Mujeres Rurales de la Comarca de Melide, “la unión hace la fuerza, hay que seguir tejiendo redes como hoy aquí. Tenemos que superar las barreras que puedan tener las mujeres por el hecho de ser mujeres, nadie nos puede robar nuestros sueños ni nuestros derechos, el sudor de las mujeres rurales tiene el mismo valor que el de los hombres, porque en las zonas rurales trabajamos juntas. Y seamos claros, la conciliación no existe, son las abuelas”.

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